sábado, 21 de abril de 2012

Ferrocarril de Minas de la Cala a San Juan de Aznalfarache (RUTA 3 - Recorriendo Gergal - Aventura Total)


   Tenía mucho respeto y muchas ganas de hacer esta ruta. Respeto porque sabía que implicaba una gran dosis de aventura, de hacer el cabra loca con la bici por sitios donde seguramente no había ni camino; respeto porque a pesar de plantearme en un principio contar con algún compañero de ruta, al final decidí hacerla solo ya que no quería responder del daño ajeno (que sabía que iba a haberlo y de hecho lo hubo). Pero más que respeto, miedo y precaución había ganas, unas ganas locas por hacer esta locura que he hecho hoy.

  Lo primero que tengo que decir es que si hay alguien que se le pase por la cabeza hacerla, no la hagais como yo; sed más prudentes y buscar otros caminos alternativos; no echeis cuenta del track, por lo menos en lo referente a bajar al pantano y recorrer la primera parte del recorrido; seguramente lo ideal sería partir desde la Cantina y llegar a donde se pueda. El regreso es otra cosa; seguramente habrá algun camino de acceso menos salvaje; incluso se puede hacer desde Cantina con trayecto de ida y vuelta, mejor eso que hacer la cabra montesa con la bici a cuestas.

  Eso si, he llegado magullado, cansado y lleno de mierda hasta los ojos, pero he disfrutado como un ENANO.




PULSA EN "WIKILOC" PARA RUTA COMPLETA Y DESCARGA DE TRACK


Tren de Minas De Cala 3 (Gergal - Aventura Total)
  PULSA LA FOTOGRAFÍA PARA VER GALERÍA COMPLETA

  Había pensado hacer la ruta desde Guillena siguiendo el cortafuegos y llegando a la entrada de la parte restringida de la "Ruta del Agua" por abajo, pero como no sabía que me iba a encontrar y además llegué un poco tarde, dejé el coche justo en la entrada de la parte restringida. 

  De toda la ruta, tenía muchas dudas en dos cosas: primero, no sabía muy bien si podía bajar hasta el agua por donde había planeado mirando el Google Map.

  Consejo: No hagas mucho caso de lo que te muestran los satélites; son unos cachondos mentales.
  
  Desde Google se veía hasta fácil; mi objetivo era llegar al sitio exacto donde se ven los primeros vestigios de la ruta férrea, a saber; dos trozos de roca sumergidos que se ve que pertenecen a la ruta; es lo primero que se aprecia desde el paso del trazado del tren a su paso por la presa de Gergal. 

 Primeros Vestigios desde Satélite.

  Eso que se ve en la foto era mi objetivo y, después de una bajada accidentada, llegué justo al sitio.

  Primer cacho de roca.

  Segundo cacho de roca.

  Eso estaba precioso, lo había conseguido, sí! pero... ahora que?; el trazado del tren salía a la superficie bastante más adelante y como no podía ir por la orillita ya que justo donde estaban las rocas, la pared es vertical, tocaba ir por arriba. Mirando el satélite parece una zona fácil con arbustitos y tal.. ERROR!! es una zona SAL-VA-JE, con laderas super inclinadas llenas de piedras sueltas, arbustos LLENOS de espinas e casi imposibles de pasar ni siquiera ANDANDO, así que imagínate al Luis (yo) con mis culottes estupendos con almohadilla, mi maillot divino de la muerte, mis gafas fashion amarillas como las de Bono, mi casco y mis guantes con los dedos cortados... andando como puedo bici al hombro, intentando no caerme al agua, resbalándome por todos lados, clavándome todos los pinchos del mundo  y encima dándome cuarenta veces con los pedales metálicos en las piernas sangrantes, y encima con seis millones de bichos mirándome con cara de filete de ternera.

 Haciendo el Cabra.
  
  Despúes de un suplicio conseguí otra vez llegar al agua y desde ese momento ya no tuve obligación de hacer la cabra montesa más (la hice..sí pero es que soy así de animal). Seguí un buen trecho bordeando el agua y viendo el trazado del tren sumergido pegado a la orilla; así llegué a la zona donde el trazado del tren salva una hondonada con una loma hecha por el hombre; desde el satélite dicha lomita está al aire y se ve hasta atractiva de pasar con la bici.. pero claro, cuando yo llegué estaba sumergida.

 Desde satélite se ve hasta bonita.
  
   Me paré justo donde empieza y miré varias veces todo el trozo de camino que me iba a ahorrar si hubiese podido atravesarla; a esto que justo enfrente, donde termina la loma, había un pescador y, a grito limpio, me dijo que la cruzase, que a lo más habría medio metro de agua; la verdad es que estaba DESEANDO hacerlo, así que me quité las zapatillas, me las colgué al cuello y crucé el trozo andando; había tortuguitas que salían disparadas a mi paso, y el agua, transparente y fresca, me llegaba a las rodillas.

 En medio del paso.

   Después de calzarme y hablar un rato con el pescador, seguí la ruta ya por el antiguo trazado del tren; incluso pude pedalear un buen tramo.

   Muro de piedra bordeando el agua.

  Plácidamente y saboreando el paisaje, llegué a lo que buscaba con más interés y no sabía en que estado estaba; la antigua Estación de Gergal.


  Apareció de repente entre la vegetación y los árboles; de pie, esbelta, preciosa; dediqué un buen rato a investigarla, a fotografiarla y a recorrerla. Me llamó la atención algo que al principio no pude reconocer, pero nada más entrar en los restos del edificio ya caí; no había excrementos, ni papeles, ni basura!; por esta zona solo pasan cazadores, pescadores desesperados y locos como yo.

 Otra toma de la estación de Gergal.

Vista desde arriba con el pantano de fondo.

  Para tomar esta foto desde arriba, escalé un risco y casi me mato, pero creo que mereció la pena.
  Varios metros más adelante sigue en pie el antiguo depósito de agua; me temo que será por poco porque los pilares están muy dañados. A los pies del depósito y medio sumergida en el agua hay una pequeña edificación que quizás sería para poder subir el agua del Rivera de Huelva y llenar el propio depósito; desconozco a que altura estaba la estación del agua antes de crearse el pantano.
 Deposito de agua.

Edificación medio sumergida.

  Después de recrearme con la Estación, seguí la ruta y el trazado se volvió cada vez más salvaje; con el tiempo se perderá todo rastro de él, por desgracia. 
Paso del tren.

Bonitas vistas.

Camino casi perdido.

  En esta parte del recorrido la vegetación se ha comido el trazado y hay que hacer camino entre arbustos, plantas y flores; será por la primavera pero todo estaba lleno de florecitas moradas que deben tener un sabor de la ostia; millones de abejas reboloteaban alrededor mía y yo venga molestarlas intentando pasar entre las flores. 
  Y llegué al túnel.
  La boca del túnel se abrió ante mí invitándome a tragarme; pájaros (o murciélagos) salían de él revoloteando. Ahí estaba ante mí, y yo no tenía más remedio que introducirme en sus entrañas. 
 El túnel.

  La verdad es que ya lo conocía, hace pocas semanas ya lo descubrimos con los niños en una escapada campestre a la Cantina. 
 Entrando en la oscuridad.

La salida al final.

  Muy bien conservado, todavía muestra los rastros de las traviesas; solo la entrada y la salida tienen piedras acumuladas que obligan a sortearlas bici al hombro.
  Ya estaba llegando a la Cantina. De todo el trayecto por la parte baja del recorrido, un 80% lo tuve que hacer andando empujando la bicicleta; hay tramos en los que me podía haber subido a ella, pero había riesgos de pinchazos o, lo que es peor, caídas; estaba yo muy apartado del mundo y sin cobertura en el móvil como para jugármela.
  Casi llegando a la Cantina se puede ver los restos de un antiguo molino de agua en la otra orilla; ya casi forma parte del paisaje y hay que fijarse bien  para verlo.
  Se puede ver los restos de un muro de piedras para encauzar el agua hacia el molino.

  Me llamó la atención los restos de una casa pegando al trazado ferroviario; igual son incluso anteriores a cuando pasaba el tren, o quizás era la vivienda de algún vigilante o alguien de mantenimiento.
  Restos de una vivienda junto al trazado del tren.

  Llegué a la Cantina y, después de un descanso, volví al punto de partida por el tramo restringido de la "Ruta del Agua" sin más sorpresas ni contratiempos.

 --------------
Para saber más sobre el proyecto, puedes ir a:


lunes, 16 de abril de 2012

Ferrocarril de Minas de la Cala a San Juan de Aznalfarache (RUTA 2 - Desde Santiponce a Guillena)


  La segunda ruta es un poco de transición, sobre todo porque no puedo disponer del coche todavía y tuve que partír desde Bormujos; 60 kilómetros en total.

  



PULSA EN "WIKILOC" PARA VER RUTA COMPLETA Y DESCARGA DE TRACK

Tren de Minas De Cala 2 (Hasta Gergal)
PULSA SOBRE LA FOTOGRAFÍA PARA VER LA GALERÍA COMPLETA

   En esta ocasión, partiendo desde Bormujos, he bajado por la carretera que va desde Valencia a Santiponce; primero porque creo que es más corto y después porque quería recorrer el bonito carril bici que une las poblaciones de Gines y Valencina. La bajada hasta Santiponce la hice sin dar ni un pedal y en un visto y no visto me planté en el puente que traviesa el Rivera de Huelva que da a La Algaba. 

    Comienzo de la Ruta ferroviaria

  Ya desde el principio me di cuenta que iba a tener problemas porque parte del recorrido del tren está medio salvaje, dicho y hecho; nada más pasar el puente hay un tramo elevado de un kilómetro y medio donde me encontré grandes huecos que tuve que salvar cual cabra loca bici al hombro. Después de ese tramo salvaje, un camino aprovecha el antiguo trazado del tren para recorrer un par de kilómetros.

    Tramo salvaje

  Desde el punto en que cojo el camino puedo disfrutar del paisaje bordeando el Rivera de Huelva desde lo alto; intento imaginar a los pasajeros del tren, apoyados en las ventanas y contemplando el mismo paisaje que veo yo, pensando que están a punto de llegar a su destino. 

   En ese trayecto un buen señor me indica que más adelante el camino está cortado y que, habiendo una especie de torno por el que podría pasar, no me lo aconseja porque entraría en un recinto donde el día de antes han llenado con un rebaño de vacas; le pregunté por algun camino alternativo y como no me dió más opción que volverme, me aventuré a llegar al torno y después -"ya vería"-. Al llegar al torno en cuestión no me atreví a seguir por allí, así que tomé un camino a la derecha y, cruzando un arroyo, vi que el camino se perdía dirección La Algaba, así que le eché valor y con cuidado crucé un campo recien arado y plantado con el riesgo de que un agricultor me mirara con ojos del que mira a un ladrón y me pegara dos tiros de perdigones de sal o peor. Precisamente perdido por los arados encontré varias traviesas del antiguo tren! menudo hallazgo..

   Traviesa

  Pasé alambradas electrificadas, zonas de barro, hierbas altas con miles de bichos y yo con las piernas al descubierto.. hasta llegar al punto donde, después de cruzar el arroyo por un puente ahora derruido, emergía de nuevo la linea férrea dirección Guillena. 

 Restos del puente entre la maleza.

  Justo intentando retomar el camino que transcurre por la vía ferrea pasé sin darme cuenta por una zona de barro casi seco y, vamos, que me metí hasta la bola en él.. madre mía, las ruedas de la bici ni se movían de barro apegotado debajo del guardabarros, en los frenos... mis zapatillas parecían botas de buzo de lo que pesaban. Hubiese dado lo que fuera por una gasolinera con una pistola de agua a presión, pero como en medio de un arado iba a ser complicado encontrarla, busqué un palito y a limpiar la bici; me tiré TODO el resto de la ruta soltando trocitos de barro en cada bache. Como recompensa encontré una antigua compuerta de regadío por encima de la cual pasaba el tren y que todavía se conserva, aunque oxidada y abandonada.

     Mecanismo de la compuerta de regadío

  Siguiendo la ruta otra vez por un camino que transcurre sobre la linea férrea, pasé por el tramo más bonito de todo el día.. Pude ver como, para mantener el perfíl de la vía, habían rellenado hondonadas enteras y excavado en las lomas, pero ahora todo muy verde y salvaje, lleno de flores en primavera donde, apartado de toda civilización, solo se escuchaba el zumbido de miles de abejas; un poco más adelante descubrí una planta de colmenas. Eso hasta llegar a un largo tramo excavado en medio de una loma y con las paredes reforzadas de piedra muy bien conservadas.

   Tramo de piedra.

  Nada más terminar el tramo llego a una edificación que seguro perteneció a la linea férrea, ahora en ruinas; justo allí hay un monolito señalando la "Ruta de la Plata" para los peregrinos.

Casa en ruinas a los pies del antiguo trazado ferroviario.

  Poco después hago otro descubrimiento que me altera.. un trozo de vía clavado en el suelo; hasta ese momento es el primero que encuentro y ya veremos si no el último.
 Trozo de vía

  Sigo la ruta hasta cruzar con la carretera que va a Guillena; ahí termina el camino y me aventuro a seguir el trazado, otra vez medio salvaje, que discurre entre campos arados; así llego a una zona donde el trazado desaparece entre un campo de trigo; no tengo más remedio que buscar un camino alternativo y llegar a Guillena por la propia carretera. Este trozo del recorrido junto al de las vacas son los únicos en los que me tuve que apartar del antiguo trazado de tren. Nada más entrar en el pueblo giro a la izquierda buscando la antigua entrada del tren. Para salvar el arroyo que rodea esta parte del pueblo, el antiguo tren pasaba por un puente del que hoy solo queda uno de los pilares.
 Pilar del puente.

    Por este punto, el antiguo tren entraba en el pueblo y lo recorría de extremo a extremo; la calle se llama ahora "Calle del Prado de San Sebastián" y llega al Centro Cívico, que es donde se situaba la antigua estación del tren (el Centro Cívico se llama precisamente "La Estación"). En la calle "San Sebastián hice otro hallazgo; el antiguo depósito de agua para abastecer las locomotoras. Tenía mis dudas cuando la ví, pero comparándolo con el depósito de la estación de Zufre, quedan despejadas dichas dudas.
 
 Depósito de Guillena

Deposito de Zufre

  Callejeando por Guillena, por fín llego al camino que da acceso a la presa de Gergal y que está hecho justo por donde pasaba el tren; el trayecto bordea el Rivera de Huelva y termina a media altura de la propia presa de Gergal; por la otra parte de esta, lógicamente, el trazado está sumergido bajo las aguas.
 Presa de Gergal soltando agua por el desagüe de fondo.

  Para quien no lo sepa, la presa tiene en el interior un sinfín de pasillos que suben y bajan, con medidores de vibraciones y otros aparatejos como compuertas, niveles y sondas que mi departamento se dedica a revisar de forma preventiva.

  En este plano del proyecto y en linea discontinua se ve el antiguo trazado del tren.

  Para la vuelta cogí la ruta que suelen hacer los peregrinos y mucha gente que pasea o va en bici; un camino que va en linea recta (pero recta rectísima y larguísima), desde Guillena a Santiponce; para este tramo me puse musiquita buena; nada más y nada menos que "Polpo Motel" (cualo¿) pues eso.. jazz avanzado de Europa del Este, con Daniel Pigoński a los teclados y la prodigiosa voz de Olga Mysłowska. 
--------