domingo, 26 de febrero de 2012

Vía Verde Los Alcores (Ve en bici pero piensa como un Tren)


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Via Verde Los Alcores (Tren De Los Panaderos)
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  Un poco de historia.

  Seguramente, en caso de que vivas ó hayas vivido en Sevilla capital, recuerdes o hayas escuchado hablar, o tus familiares recuerden el antiguo (y mítico Tren de Los Panaderos). Este tren, que tenía su comienzo en el apeadero de Carmona (si bien el proyecto original  era llevarlo hasta Córdoba), pasaba por las cercanías del Viso Del Alcor, Mairena del Alcor, Alcalá de Guadaira y terminaba en Sevilla pasando por Torreblanca.

   El Tren de los Panaderos se inaguró el 10 de enero de 1873.

 foto sacada de este "artículo del País" de lectura obligatoria.
  
   Durante casi 100 años fué transporte de los panaderos que, una vez recogido el trigo, molido en los Molinos de agua de los que hay muchos alrededor de Alcalá de Guadaira, y horneados, venían diariamente a Sevilla para vender el pan casa a casa. Fué en 1965 cuando dejó de ir hasta Carmona y en 1975 cuando hizo su último viaje Sevilla - Alcalá de Guadaira.

  Alcalá de Guadaira era conocida en esa época como "Alcalá de los Panaderos".

  Hay fotos impagables de dicho tren y muchos de nuestros queridos padres y agüeletes tienen buenos recuerdos de los panaderos de Alcalá que visitaban sus casas a diario.

   
   Nuevos medios de transporte más rápidos, como el autobús, hicieron que el Tren de Los Panaderos quedara en el olvido, aunque vestigios de su trayecto todavía quedan; como diversos puentes, el túnel que atraviesa el cerro del Castillo de Alcalá, la avenida del "Tren de los Panaderos" en la propia Alcalá y, por supuesto, la Vía Verde.

    




Si quieres ver el track y las fotos mejor, ve a este enlace:




    El día se presenta brumoso y con mucha niebla; la rociada ha sido importante al punto de dar la impresión de haber llovido durante la noche. Son las 8:40 del domingo y me pienso, y mucho, el dejar la ruta para otro día. Al final mi perro Pongo tiene la culpa; sus ladridos para que lo saque me obligan a vestirme, desayunar y animarme; lo único malo que puede pasar es que me muera de frío, coja la pulmonía del siglo con la humedad, no vea un pimiento de la ruta, no haga ni una foto.. bah!, poca cosa.

   Mis cálculos son de una ruta de unos 50 kilómetros y perfil plano, no parece que sea demasiado esfuerzo físico así que me hago un litro de limonada  para llenar la bolsa de la mochila (el sabor de la bolsa del Decathlon sigue siendo insufrible). Primer error (de cálculo).
   Hago los 30 kilómetros que separan Bormujos y Alcalá y, entrando por la barriada de la Liebre, aparco cerca del puente del Dragón.
     Para entrar en ruta vuelvo un poco por el camino y entro a la altura del antiguo bombeo de Adufe. Dicho bombeo fué contruido en 1885 por la compañía inglesa "The Seville Water Works Company Limited"  contratada por el consistorio sevillano para que abastezcan la capital de agua con un contrato de 99 años. Al principio usaron las antiguas canalizaciones romanas, después construyeron nuevas canalizaciones y un bombeo de agua para subirla a la parte alta de Adufe y que, por precipitación, abastezca a Sevilla con suficiente presión. Hoy en día el edificio del bombeo pertenece a EMASESA está en bastante desuso; aunque sigue manteniendo un encanto especial y es un edificio más que singular por fuera y por dentro (lo conozco, y bien, por mi trabajo).

  
   Pues como decía, el comienzo de la ruta pasa por un puente cercano a la estación; ya por allí puedo encontrar restos de la antigua ruta del Tren de Los Panaderos.


   

    Desde el Molino del Realaje que se ve al fondo parte una ruta bastante bonita y aconsejable que recorre muchos de los Molinos de Agua que molían el trigo desde hace muchos años y que ahora se conservan como pueden.
   Siguiendo la orilla del Guadaira por el lado de Alcalá, bordeo el cerro del Castillo; la bruma sigue siendo espesa, pero puedo apreciar casi todo el paisaje.

   
  Una vez bordeado el cerro entro en el pueblo y llego a la plaza del Perejil, justamente donde termina el túnel que cogía el Tren de los Panaderos para cruzar el cerro.

    
     La foto la tomé pegando saltos junto a una tapia porque no hay acceso directo a la boca del túnel.

    En la plaza del Peregil también se puede ver el antiguo puente del tren que hoy da acceso a otro puente que cruza el Guadaira. Cerca de este punto entro en el Parque de San Francisco, bordeado por la Avenida del "Tren de los Panaderos". El parque discurre siguiendo el curso del Guadaira; en la otra orilla se puede ver el Parque de Oromana. Muy bonito entorno lleno de multitud de rincones que merecen ser visitados.

 




    A lo largo del parque encontramos varios molinos aceptablemente conservados (pero ninguno visitable por dentro). Estos molinos nos permiten cruzar de orilla a orilla.

   
      
    Crucé en varias ocasiones y tuve la oportunidad de "perderme" un poco en el Parque de Oromana, pero sin dejar muy lejos la orilla del Guadaira.

    
      Estaba dedicándole más tiempo de la cuenta a los parques, así que metí marcheta y salí de la zona buscando el Castillo de Marchenilla.

   
    De ahí llego al siguiente puente que cruza la A92 y llego al principio de la Vía Verde; "Caravanas Hidalgo". De ahí parte la Vía Verde (No señalizada) y enseguida llega mi primer despiste, aunque justificado; me equivoco de camino y entro en un sube-baja que me sonaba tirando a raro.


"El mejor consejo que puedo dar en una Vía Verde no señalizada (como ésta o la de Itálica) es: PIENSA COMO UN TREN"

    Menos mal que al llegar a una carretera giré a la derecha y enseguida llegué a la Carcel de Mujeres; sabía que la Vía Verde pasaba por detrás. Un descampado grande donde los domingueros cogían sitio para sabrosas barbacoas me dió paso a un tramo trampa lleno de arena; tuve que salirme de la ruta y coger un camino paralelo, lo que hizo cometer mi segundo despiste; el camino se hizo más estrecho de lo normal hasta que, al fondo, pude ver que hacía un ángulo de 90º.. tch..tch.. un tren no es capaz de ir por ahí.. así que media vuelta; me había pasado un desvío a la derecha.  

  Si se llama "Vía Verde de los Alcores" es porque bordea una franja elevada que va desde Carmona a Alcalá.

  "Definición de Alcor: Colina o Collado"

    Yo creo que sería más bonito y emotivo llamarlo Vía Verde del Tren de los Panaderos, que leñes.

   Se ve que hace no mucho han rellenado el suelo de la Vía Verde con albero  compactado en mucho de su recorrido y es fácil recorrerlo; sin darme cuenta llego a la altura de Mairena del Alcor. 

   Otro trecho más y llego al Viso del Alcor; en este punto la Vía Verde está cortada por obras, lo que me obliga a entrar en un Parque. 


   
   Siguiendo la Vía Verde llego al punto donde se complica un poco la cosa; a la continúa pero leve subida del perfíl hay que unirle que el firme de la Vía Verde se vuelve pedregosa e irregular, además el sol ha salido con fuerzas y debe hacer como veintipico grados; voy camino de 30 kilómetros recorridos y empiezo a temer que no hice bien las cuentas.

   Allá a lo lejos empiezo a ver, a lo alto, el parador de Carmona, por fín!, un esfuerzo más y llego a mi destino; el antiguo apeadero de Carmona, hoy en ruinas.

   
    Me tomé un merecido descanso, me comí mi manzana y, después de un buen trago de limonada, dí la vuelta.

   El camino de retorno se me hizo fatigoso, sobre todo porque tenía el aire de cara y porque enseguida me quedé sin bebida; me acercaba a 50 kilómetros y claramente había hecho mal los deberes.

   En todo el recorrido solo hay referencias a la Vía Verde a la altura del Viso del Alcor.

  

     Y de la vía en si, pude ver alguna traviesa usada como puente y un par de restos de vías empotradas en el cemento.

   
    Los kilómetros se me hicieron pesados y, después de varias horas, llegué de nuevo a la zona del Río Guadaira. Había planeado visitar el puente del Dragón y la orilla opuesta al antiguo Bombeo para tomar unas fotos de este y del Castillo de Alcalá, pero estaba realmente cansado; lo que sí hice fué buscar la entrada del túnel del Tren por el otro lado del cerro; me llamó mucho la antención que la boca del túnel está en un aparcamiento y no hay nada que impida la entrada; se ve una boca oscura y amenazadora; perfecta para una visita con una buena linterna y mis dos nanos agarrados a mis brazos hasta hacerme daño.. lo dejaré para otro momento. 

   
      Estaba realmente cansado y comprendí el motivo nada más mirar el móvil donde iba grabando la ruta; al calor y el aire había que sumar nada más y nada menos que 70 kilómetros de bici.. demasiado para un puretón cachondo como yo.

   Para aderezar esta ruta escuché la siguiente música:

  - James Lavelle - Fabriclive (2001)
  - James Lavelle - Global Underground Barcelona (2002)

  Me encantan las sesiones de James Lavelle; sus cambios de ritmos son como delicados degradados pictóricos.

lunes, 20 de febrero de 2012

Ruta Del Agua (En Bicicleta desde Gerena a la Cantina)


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Ruta Del Agua (Gerena a Cantina)

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  Domingo 19 de Febrero de 2012

 El día amanece soleado y no demasiado frío; el día anterior tuvimos un bautizo y no se cuantas cervezas me tomé..muchas. Me levanto más temprano que de costumbre para la ruta; es circular, exigente y no se que tiempo me va a llevar hacerla.


     La Ruta del Agua tiene como punto de partida, las instalaciones de EMASESA en Carambolo; y como final los Lagos del Serrano a la altura de El Ronquillo; en total son 68 kilómetros, demasiados para una ruta circular, así que mi objetivo era salir de Gerena y llegar al contraembalse del Gergal; en total unos 60 km. El resto de la ruta la haré en otra ocasión.

  En Gerena me dirigí al Museo del Cantero, desde el que sale un camino que empalma con la ruta. Dicho museo tiene una visita a las canteras, pero estaba cerrado; incomprensible siendo un domingo, día típico para que las familias visiten este tipo de instalaciones.



 La ruta transcurre plácida entre olivos; enseguida confirmo lo que ya me esperaba; va a ser un perfil tipo "dientes de sierra", un continuo sube-baja de los de dejarte un aliento.

   
  
  Al poco tiempo llego a  la zona de Casablanquilla donde me encuentro con más vegetación en el cruce del arroyo.

   Es un respiro después de tanto polvo y tanto olivo.


  
    Al llegar a la zona de Casablanquilla, hago una foto a un cortijo que por allí hay.




     Pasando por debajo de la autovía a Mérida y siguiendo el camino, se llega a la carretera Guillena - Pajanosas a la altura del Zoo; un tramo asfaltado me lleva a la continuación del camino en tierra; menos mal que hay un cartel que lo indica. De ahí, lomita arriba - lomita abajo, se llega al comienzo de la zona reestringida de la ruta, la que bordea el pantano del Gergal, y en definitiva, la más bonita.

   Son 15 kilómetros con varios miradores y zonas de descanso con bastante tráfico de bicicletas y familias andando. El sol empieza a pegar fuerte y me empiezan a sobrar todo tipo de ropa. El perfil sigue con el sube-baja y las rampas (y la cerveza) empiezan a pesar un poco. 



  
Yo a mi bola, como no, me paro en todos los miradores para contemplar en paisaje.


  
    A media ruta llego a la parte jodida del tema; El mirador de la Solana Recio. Todo empieza cuando el camino, después de cruzar un pequeño puente, empieza a inclinarse para arriba. Ya había subido varios repechos en esta imitación de montaña rusa que es la ruta, pero este repecho, juro por Dios, que me empieza a fatigar. Hacía poco me habían pasado a toda pastilla dos ciclistas de esos que van flama; malliots iguales todo verde guapitos; bicicletas con frenos de disco que te cagas; pues uno de ellos estaba parado medio fundido a la mitad de una rampa, balbuceando "que malos son los cubatas, que malos son los cubatas"... Le pasé como pude y seguí con gran esfuerzo hacia arriba; la cuesta era interminable y las fuerzas se me agotaban por segundos; pararme era una locura, sería imposible reanudar la marcha encima de la bici, así que intenté un último esfuerzo sin saber muy bien cuando quedaba de subida. Me preocupaba mi deterioro físico y realmente me asusté cuando, con la mirada casi perdida, noté algo áspero en la punta de la lengua; estaba llena de tierra; la llevaba arrastrando por el suelo. A partir de ese momento sentí como la vista se me nublaba, era como un zombi encima de una bici, veía entre penumbras como, con movimientos descontrolados, me acercaba cada vez más al borde del camino, un precipicio tenebroso. Justo antes de desfallecer, cuando los primeros espasmos llegaron a mis articulaciones, uno de estos hicieron que mi mano derecha soltara la empuñadura, resbalando por el manillar, prácticamente sin vida, hasta que se topó con una especie de palanca.. esta se movió y .. !Dios! entró el plato pequeño de la bici! no me acordaba del PLATO PEQUEÑO DE LA BICI!. Sorteé en el último momento el precipicio, enderecé la rueda delantera, bebí un poco de agua con limón con el pitorrillo que va a la bolsa de agua de la mochila y que seguramente tendrá restos de clembuterol o algo parecido, y de pronto noté como se me tensaban los músculos de las piernas y brazos cual increible Hulk. Tomé el control de la situación de nuevo y, esquivando cientos de ciclistas muertos en el camino, llegué a la cumbre.


El mirador Maldito
  

Vaya si lo pasé mal subiendo la cuestecita. Exagerado soy, si, pero en la gráfica se ve lo bestiaja que era la cuesta. La Solana del Recio; recias se te quedan las piernas cuando llegas arriba.






  Lo peor había pasado y el resto de toboganes que me encontré, quitando una tachuela, eran chuchería comparado con la dichosa Solana del Recio.

  
     Es verdad que en muchas de las fotos solo se ve el agua del pantano del Gergal.




     Como en las fotos de arriba y también en las de abajo.


    
   Pero es que resulta que la ruta se llama "Ruta del Agua". Si se viera un ñu comido por un cocodrilo se podría llamar "Ruta del Serengeti", pero no es el caso. Así que.. toma agua.



   
    La ruta llegó sin más contratiempos hasta el contraembalse del Gergal, un sitio llamado "La Cantina", que es un nombre bien puesto ya que allí hay una cantina donde la gente, después del esfuerzo, pueden recuperar fuerzas bebiendo cerveza, fumando o jartándose de comer; yo me tomé una manzanita mirando lo que será un próximo objetivo; bordear el embalse de Guillena hasta los Lagos Del Serrano.


   Embalse de Cuillena detrás del contraembalse, habrá de visitarlo en un futuro.
  

Pensé en hacer la vuelta por el Cordel de la Cruz de la Mujer, pero en el último momento me volví por donde había venido bordeando el pantano del Gergal. La cumbre maldita fué más fácil desde este lado y antes de darme cuenta estaba camino de Casablanquilla.


  Esta foto se la dedico a mis compañeros de ELECTROAMSA y EMASESA 
(la casetilla está pegada al cartel).

   El último tramo fué algo fatigoso porque llevaba ya 50 kms en las piernas y porque en una de las paradas para hacer fotos me dí un castañazo con un pedal en la pierna y la llevaba chorreando en sangre (bueno, solo un poquito, pero me dolía leñe). En el último momento perdí el camino y tuve que recorrer una decena de metros haciendo el cabra para recuperar la ruta.


  



lunes, 13 de febrero de 2012

Ruta en Bici por el Corredor Verde del Guadiamar.


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Corredor Verde Del Guadiamar
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  El Guadiamar es el último gran afluente del Guadalquivir antes de que este vierta sus aguas en el Atlántico. También es el Guadiamar el río que, naciendo cerca del Castillo de las guardas, une Sierra Morena con el Coto de Doñana. Sus aguas son famosas y veneradas en el conocido "Vado del Quema", donde los caballos, bueyes y peregrinos de la Romería de la Virgen del Rocío, se refrescan a su paso. 

    
   Por desgracia, el cauce del Guadiamar también es tristemente famoso por ser el camino que tomó una marea tóxica en 1998; seis millones de toneladas de lodos altamente contaminantes se derramaron al romperse una balsa de residuos en las minas del Aznalcollar. Fué, es y esperemos que será la mayor tragedia medioambiental de España (fué lamentable, patética, esperpéntica y nauseabunda la postura de la Junta de Andalucía en este asunto queriendo suavizar el desastre; cuatro años después pasó lo del Prestige y díganme ustedes, en 2012, que ha quedado grabado en la memoria...).


desastre de Aznalcollar

    Después del esfuerzo de tantísima gente para que los lodos no llegasen a Doñana (que parte llegaron...si, por mucho que nos vendieran la moto); con el tiempo el cauce fué más o menos limpiado (no del todo, seguramente nunca) del lodo contaminado. Cuando haces un agujero con un cigarro en la tapicería del coche, después de jurar en hebreo intentas tapar del desastre con un tapete más o menos hortera de colores; pués eso hizo la Junta; crear un Corredor Verde Protegido; que más bien es para proteger el resto del mundo de la zona contaminada. 

  Con el paso del tiempo y los años la naturaleza, como era de esperar, se ha hecho hueco poco a poco y lentamente está recuperando su espacio natural. Hoy en día el Corredor Verde del Guadiamar ha quedado como un enorme monumento a lo que no debería ocurrir más.



   La ruta empieza en Aznalcollar, junto a unas ruinas Romanas y cerca del Río Agrio. El día se presenta frío, por debajo de cero, pero soleado; perfecto.

    Siguiendo el sendero marcado y bordeando el Río Agrio, me desvío, cruzando este por esta pasarela:

 
   Para subir a un mirador y poder ser testigo del tuneado desastre:


  
   Volviendo a la ruta, llego por fín a la desembocadura del Río Agrio en el Guadiamar. El día es perfecto para hacer bicicleta; me gusta ir solo porque me paro para hacer fotos, me desvío las veces que se me apetece, y sobre todo porque me gusta escuchar música y hoy el menú es cañero; "Planet Pit" de Pitbull y la edición electrónica del "Nothing But The Beat" de David Guetta.

   Poca gente me encuentro por el camino; domingo por la mañana, frio de la muerte, camita calentita... que no!.

  Sigo la ruta y me doy cuenta que quitando la zona cercana a Aznalcollar y la parte de Aznalcazar, el resto está más bien poco señalizado; me cruzo con tres ciclistas más perdidos que Adán el día de las madres; ellos prefieren seguir por un camino y yo eligo el que pone "observatorio". Perdido en la vegetación encuentro este regalo.

 
   Guiándome un poco por el instinto y sin perder nunca de vista el río, paso por debajo de la antigua carretera Sevilla - Huelva y poco después por debajo de la A-49.

   Es un recorrido muy poco exigente y antes de darme cuenta llego a Aznalcazar y su centro de visitantes; antes paro ante las ruinas del único puente Romano que cruzó en su momento el Guadiamar.

 
  En esta parte del río hay una zona acotada que en su momento se acondicionó para las visitas; se deja ver entre la maleza un sendero de madera olvidado a su suerte.

 
   Entre la vegetación se ve que el otro lado del río si está acondicionado; casi me quedo con la vegetación descontrolada de esta orilla.

  
   Sin pararme en el centro de visitantes porque está cerrado y solo funciona el bar y no quiero sucumbir ante una cerveza, cruzo el río por un puentecito y llego a una especie de circuito botánico acondicionado, lleno de gente haciendo barbacoas y familias paseando.

 
    Recorro el jardín, muy bonito, me tomo mi naranja y sigo mi camino bordeando el cauce del Guadiamar y buscando un sendero que me lleve a los pinares de Aznalcazar. Después de una cuesta tremenda que me deja casi agotado, llego al cruce que le lleva a los pinares.

   Muy extenso y aparentemente muy bien acondicionado, los pinares de Aznalcazar invitan a domingo de barbacoa. Me dejo perder un poco por los pinares y viendo que se hace tarde busco mi camino de vuelta; la vereda por la que vienen las carretas del Rocío; se que me voy a encontrar con mi mayor enemigo y espero salir airoso; la arena.

  Hay arena y mucha, lo que me obliga a ir sorteando árboles buscando la hierba; por fín parece que la dejo atrás. Me quedan un buen montón de kilómetros hasta casa.

   Si conseguí vencer a la arena, caí derrotado por el viento de cara. El camino transcurre por campos arados casi sin vegetación, el viento de cara y el manillar de la bici que se me ha aflojado un poco; a la altura de la Juliana me rindo y busco desesperado la carretera. De allí a Bormujos es más o menos tranquilo.

Todo comienza aquí:

El gran objetivo


domingo, 12 de febrero de 2012

Vía Verde Itálica (o como hacer el cabra en bici 60 kilómetros)


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   Domingo 04 de Febrero de 2012


   He elegido esta "Vía Verde" por estar muy cerca de donde vivo (la que más). No es la única más o menos cercana; tenemos la de la Sierra Norte (que ya hice) y sobre todo la de Coripe, que pasa por ser de las mejores acondicionadas de España.

  Y hablando de acondicionamiento; la Vía Verde Itálica no lo está en absoluto y es una pena. Y digo que es una pena porque si fueran capaces de adecentarla, podría incluso empalmar con el Corredor Verde del Guadiamar en Aznalcollar, creando una de las rutas realmente apetecible para los,cada vez más, amantes de la naturaleza y el deporte.

  La Vía Verde Itálica tiene en total 37 kilómetros desde Camas a Aznalcollar. Yo sabía que el último tramo era impracticable porque el puente sobre el Guadiamar estaba destruido; no se muy bien que ruta alternativa toman los muchos ciclistas que hacen la ruta. Yo estaba encabezonado en hacerla en su totalidad; "a ver como demonios cruzo el río" - pensaba-  ya improvisaré.
  La ruta transcurre tranquila y fácil hasta cruzar un puentecito con una casetilla que hay en medio del campo; a partir de ese momento las cosas cambian radicalmente; el camino se vuelve complicado porque hay varios tramos que conservan las piedras de las traviesas; es peligroso correr mucho y las rodillas sufren. 


  Tragando kilómetros y después de cruzar un par de carreteras, llego a una zona con más vegetación y termino por llegar al punto clave: El Río Guadiamar. Consigo encararme sobre lo que queda de él y miro a ambos lados, en la parte del puente tiene agua..y mucha. Mirando hacia la derecha veo una zona que podría ser vadeada así que bajo del puente y empiezo a investigar la orilla buscando un sitio donde pasar. Está lleno de vegetación y me arriesgo a dejar la bici escondida mientras me meto entre los arbustos; termino arañado hasta la vesícula pero consigo encontrar un estrechamiento y un tronco estrecho medio flotando en el agua; fuí a por la bici y la metí en el agua (hasta media rueda) y usándola como "bastón" cruzo por el inestable tronco hasta la otra orilla!!. Soy tela de cabezón y por mis muelas que llego a Aznalcollar. 



   Dos fotos del puente, la primera de como era en su tiempo y la segunda de como está el puente ahora.

 


   Si todo el camino anterior era dificultoso, lo que había hasta Aznalcollar era la jodida jungla del Planeta X; fango hasta los tobillos, piedras como bolos y zonas donde ni había camino. Solo el hecho de ver traviesas podridas me daban pistas de que iba por el buen camino.

   Después de saltarme dos verjas con candados, por fín llego a Aznalcollar, justo donde empieza el Corredor Verde del Guadiamar, que parece perfectamente acondicionado y lo apunto para futura ruta.


   
  Yo quería ver la cantera a cielo abierto de Aznalcollar, así que me metí por una especie de camino de cabras hasta llegar a un último puente medio escondido que imagino que es el último reducto de la Vía Verde Itálica. Cabreando un poco llegué a un mirador (por cierto tuve que "colarme" por debajo de una verja con pinchos porque estaba todo acotado), desde el mirador se veía INCREIBLE" la cantera, enorme y con un fondo lleno de agua azulada brillante, digno de ver.

   
     Estuve mirando el comienzo del Corredor Verde para futuras rutas y me volví de vuelta, que fué dura, muy dura. Yo intuía que, sin ser muy pronunciado, el perfíl de la ida era ligeramente cuesta arriba y me las prometía felices; pero resulta que a la vuelta, entre el cansancio, que era ya la hora de comer, que el agua de la mochila sabía a rayos porque no me dió por lavarla, y sobre todo porque me cogío casi todo el camino con aire de frente y costado que me acordé de las vueltas ciclistas, de los cortes por aire, de la serpiente multicolor, de todas las serpientes venenosas del mundo y hasta de la jodida anaconda del jodido Orinoco.

  Casi sin aliento llegué a Santiponce y me bebí de un trago un Acuarius en una gasolinera. ültimos metros por asfalto y por fín el coche.

  No la voy a repetir, pero ya tengo en mente dos rutitas que pueden estar bien; la del Corredor Verde del Guadiamar y, sobre todo, la Ruta del Agua.



   Todo comienza aquí:

El gran Objetivo