Tenía mucho respeto y muchas ganas de hacer esta ruta. Respeto porque sabía que implicaba una gran dosis de aventura, de hacer el cabra loca con la bici por sitios donde seguramente no había ni camino; respeto porque a pesar de plantearme en un principio contar con algún compañero de ruta, al final decidí hacerla solo ya que no quería responder del daño ajeno (que sabía que iba a haberlo y de hecho lo hubo). Pero más que respeto, miedo y precaución había ganas, unas ganas locas por hacer esta locura que he hecho hoy.
Lo primero que tengo que decir es que si hay alguien que se le pase por la cabeza hacerla, no la hagais como yo; sed más prudentes y buscar otros caminos alternativos; no echeis cuenta del track, por lo menos en lo referente a bajar al pantano y recorrer la primera parte del recorrido; seguramente lo ideal sería partir desde la Cantina y llegar a donde se pueda. El regreso es otra cosa; seguramente habrá algun camino de acceso menos salvaje; incluso se puede hacer desde Cantina con trayecto de ida y vuelta, mejor eso que hacer la cabra montesa con la bici a cuestas.
Eso si, he llegado magullado, cansado y lleno de mierda hasta los ojos, pero he disfrutado como un ENANO.
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De toda la ruta, tenía muchas dudas en dos cosas: primero, no sabía muy bien si podía bajar hasta el agua por donde había planeado mirando el Google Map.
Consejo: No hagas mucho caso de lo que te muestran los satélites; son unos cachondos mentales.
Desde Google se veía hasta fácil; mi objetivo era llegar al sitio exacto donde se ven los primeros vestigios de la ruta férrea, a saber; dos trozos de roca sumergidos que se ve que pertenecen a la ruta; es lo primero que se aprecia desde el paso del trazado del tren a su paso por la presa de Gergal.
Primeros Vestigios desde Satélite.
Eso que se ve en la foto era mi objetivo y, después de una bajada accidentada, llegué justo al sitio.
Primer cacho de roca.
Segundo cacho de roca.
Eso estaba precioso, lo había conseguido, sí! pero... ahora que?; el trazado del tren salía a la superficie bastante más adelante y como no podía ir por la orillita ya que justo donde estaban las rocas, la pared es vertical, tocaba ir por arriba. Mirando el satélite parece una zona fácil con arbustitos y tal.. ERROR!! es una zona SAL-VA-JE, con laderas super inclinadas llenas de piedras sueltas, arbustos LLENOS de espinas e casi imposibles de pasar ni siquiera ANDANDO, así que imagínate al Luis (yo) con mis culottes estupendos con almohadilla, mi maillot divino de la muerte, mis gafas fashion amarillas como las de Bono, mi casco y mis guantes con los dedos cortados... andando como puedo bici al hombro, intentando no caerme al agua, resbalándome por todos lados, clavándome todos los pinchos del mundo y encima dándome cuarenta veces con los pedales metálicos en las piernas sangrantes, y encima con seis millones de bichos mirándome con cara de filete de ternera.
Haciendo el Cabra.
Despúes de un suplicio conseguí otra vez llegar al agua y desde ese momento ya no tuve obligación de hacer la cabra montesa más (la hice..sí pero es que soy así de animal). Seguí un buen trecho bordeando el agua y viendo el trazado del tren sumergido pegado a la orilla; así llegué a la zona donde el trazado del tren salva una hondonada con una loma hecha por el hombre; desde el satélite dicha lomita está al aire y se ve hasta atractiva de pasar con la bici.. pero claro, cuando yo llegué estaba sumergida.
Desde satélite se ve hasta bonita.
Me paré justo donde empieza y miré varias veces todo el trozo de camino que me iba a ahorrar si hubiese podido atravesarla; a esto que justo enfrente, donde termina la loma, había un pescador y, a grito limpio, me dijo que la cruzase, que a lo más habría medio metro de agua; la verdad es que estaba DESEANDO hacerlo, así que me quité las zapatillas, me las colgué al cuello y crucé el trozo andando; había tortuguitas que salían disparadas a mi paso, y el agua, transparente y fresca, me llegaba a las rodillas.
En medio del paso.
Después de calzarme y hablar un rato con el pescador, seguí la ruta ya por el antiguo trazado del tren; incluso pude pedalear un buen tramo.
Muro de piedra bordeando el agua.
Plácidamente y saboreando el paisaje, llegué a lo que buscaba con más interés y no sabía en que estado estaba; la antigua Estación de Gergal.
Apareció de repente entre la vegetación y los árboles; de pie, esbelta, preciosa; dediqué un buen rato a investigarla, a fotografiarla y a recorrerla. Me llamó la atención algo que al principio no pude reconocer, pero nada más entrar en los restos del edificio ya caí; no había excrementos, ni papeles, ni basura!; por esta zona solo pasan cazadores, pescadores desesperados y locos como yo.
Otra toma de la estación de Gergal.
Vista desde arriba con el pantano de fondo.
Para tomar esta foto desde arriba, escalé un risco y casi me mato, pero creo que mereció la pena.
Varios metros más adelante sigue en pie el antiguo depósito de agua; me temo que será por poco porque los pilares están muy dañados. A los pies del depósito y medio sumergida en el agua hay una pequeña edificación que quizás sería para poder subir el agua del Rivera de Huelva y llenar el propio depósito; desconozco a que altura estaba la estación del agua antes de crearse el pantano.
Deposito de agua.
Edificación medio sumergida.
Después de recrearme con la Estación, seguí la ruta y el trazado se volvió cada vez más salvaje; con el tiempo se perderá todo rastro de él, por desgracia.
Paso del tren.
Bonitas vistas.
Camino casi perdido.
En esta parte del recorrido la vegetación se ha comido el trazado y hay que hacer camino entre arbustos, plantas y flores; será por la primavera pero todo estaba lleno de florecitas moradas que deben tener un sabor de la ostia; millones de abejas reboloteaban alrededor mía y yo venga molestarlas intentando pasar entre las flores.
Y llegué al túnel.
La boca del túnel se abrió ante mí invitándome a tragarme; pájaros (o murciélagos) salían de él revoloteando. Ahí estaba ante mí, y yo no tenía más remedio que introducirme en sus entrañas.
El túnel.
La verdad es que ya lo conocía, hace pocas semanas ya lo descubrimos con los niños en una escapada campestre a la Cantina.
Entrando en la oscuridad.
La salida al final.
Muy bien conservado, todavía muestra los rastros de las traviesas; solo la entrada y la salida tienen piedras acumuladas que obligan a sortearlas bici al hombro.
Ya estaba llegando a la Cantina. De todo el trayecto por la parte baja del recorrido, un 80% lo tuve que hacer andando empujando la bicicleta; hay tramos en los que me podía haber subido a ella, pero había riesgos de pinchazos o, lo que es peor, caídas; estaba yo muy apartado del mundo y sin cobertura en el móvil como para jugármela.
Casi llegando a la Cantina se puede ver los restos de un antiguo molino de agua en la otra orilla; ya casi forma parte del paisaje y hay que fijarse bien para verlo.
Se puede ver los restos de un muro de piedras para encauzar el agua hacia el molino.
Me llamó la atención los restos de una casa pegando al trazado ferroviario; igual son incluso anteriores a cuando pasaba el tren, o quizás era la vivienda de algún vigilante o alguien de mantenimiento.
Restos de una vivienda junto al trazado del tren.
Llegué a la Cantina y, después de un descanso, volví al punto de partida por el tramo restringido de la "Ruta del Agua" sin más sorpresas ni contratiempos.
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Para saber más sobre el proyecto, puedes ir a:
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AMIGO LUIS , ME GUSTARIA UTILIZAR LAS FOTOS PARA HACER UN VIDEO PARA YOUTUBE.
ResponderEliminarPor favor, utilízalas!
EliminarEn la web http://www.everytrail.com (el programa que uso para grabar los tracks y subir las fotos), si pones en el buscador "Aizenmyo" (que soy yo), saldrá mi perfil. A la derecha pincha en "see all pictures" y verás todas las fotos que he hecho hasta ahora (muchas más de las que pongo en el blog); utiliza las que quieras.
Una mención de mi blog estaría bien, pero ni eso te pido :)
Un saludo!
¡Flipante!
ResponderEliminarME gustaría haberlo hecho.