Se nos presentaba el verano complicado. Por un lado estaban las oposiciones para la Diputación entrado el mes de junio y justo después la construcción de la piscina; como mis vacaciones eran en la segunda quincena de julio me temía que no me iba a quedar ni un solo día para quitarnos del infernal bochorno que estaba haciendo este inusualmente caluroso verano de 2016.
Había otro problema: el coche tenía (tiene) un problema de calentamiento y no es capaz de tirar de la caravana. Lo que fuésemos a hacer en cuestión de vacaciones tendría que ser con el coche. Problemas... Problemas!.. Pues yo digo que:
A grandes problemas locas soluciones
Busco un puñado de actividades sobre la marcha, las reservo sin saber si hará buen o mal tiempo, echo unas tiendas de campaña y todo lo que se me ocurre en el coche, lleno y depósito y tiro millas dirección....
!! Asturias ¡¡
PEQUEÑA INTRODUCCIÓN:
Asturias es una región a la que siempre vuelvo cada ciertos años: su clima fresco, sus montañas, sus playas, ese verde. Allí tienen mis tíos, en un pueblecito llamado Alles, perdido en los Picos de Europa, un antiguo caserón de la época de la emigración a Cuba.
Curiosamente y para cerrar el círculo de mi vinculación con este pueblecito en particular y con Asturias en particular, Alles tiene en su escudo un motivo que se repite en los escudos de otras localidades asturianas y cántabras (incluidos los de Santander y la propia comunidad): La Torre Del Oro de Sevilla.
Escudo de Alles
Para quien no conozca su origen:
Lo que aparece en el escudo es el Guadalquivir, la Torre Del Oro a la derecha y Triana a la izquierda unidas por una cadena.
Estamos en 1247 y Fernando III quiso reconquistar la Isbiliya musulmana. Para ello contó con el Almirante Ramón de Bonifaz y puso a su disposición trece naves de vela más cinco galeras construidas en Santander. Bonifaz reclutó marineros, navegantes y buscó ayuda a todo lo largo de la costa desde Cantabria a Galicia y tomó ruta hacia Sanlucar de Barrameda.
Ramón de Bonifaz
Allí derrotó a la flota de saetías y zabras moras que mandaba Abu Qabl, que trataron de impedirle el paso, así como la que conducía a Sevilla refuerzos desde el Norte de África.
Desde Sanlucar remontó el río hasta Isbiliya y tuvo como acción decisiva la rotura del puente que unía la ciudad con el arrabal de Triana y que hacía de barrera para los buques cristianos. El símbolo de la cadena representa a dicho puente, o quizás hubo realmente una cadena que unía ambos márgenes del río.
Alles
Caserón familiar
Todas las actividades que programé eran sorpresa para los niños que, en definitiva, son los que marcan el éxito o fracaso del viaje según si se lo pasan bien o se aburren. El viaje nos llevó desde Sevilla a Cudillero, el espectacular pueblo pesquero tallado en los acantilados con su plaza central megaturística llena de restaurantes donde disfrutamos de buena comida y sidra. Terminamos plantando las tiendas en uno de los camping cercanos a la localidad.
Cudillero
SENDA DEL OSO:
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La vía verde "Senda Del Oso" es como toda vía verde un antiguo trazado ferroviario. Esta senda discurre sobre el trazado de dos ferrocarriles mineros. El primero, que data de 1874, enlazaba las minas de hierro y carbón de los Valle de Quirós con la estación de Trubia, sumando 30 Km. de vías. A este trazado se incorporó un ramal que, desde Caranga de Abajo, enlazaba con las minas de Teverga, 10 km. adicionales que conformaba un trazado en forma de Y.
Por la línea circularon pequeñas locomotoras y vagonetas repletas de mineral que afrontaban a duras penas las fuertes rampas, sobre todo apurando frenos para bajar. Antaño, los ferrocarriles debían disponer de guardafrenos a bordo de los vagones, obedeciendo estos empleados las órdenes de aflojar o apretar frenos que, con un código de silbidos, daba el maquinista.
La crisis minera arrastró a estos ferrocarriles en su caída, siendo cerrados en 1964.
Para nuestra ruta nos dirigimos a una empresa que nos ofreció un trato modélico: SENDA DEL OSO Hay más empresas; yo opino de la que me ofreció sus servicios.
La ruta tiene unos 22 Kilómetros desde Entrago hasta Tuñón, donde se sitúa la empresa. El perfil es de suave cuesta abajo, por lo que es ideal para mayores y pequeños. También se puede empezar en Santa Marina en un ramal de 14 Kilómetros que se une al primero en Caranga; este ramal es mucho menos vistoso y podría ser un complemento al anterior si se dispone de tiempo y energía, ya que es cuesta arriba; además da acceso al embalse de Valdemurrios, que cuenta con zonas de para comer. Nosotros no nos acercamos porque el día amaneció lluvioso y de hecho nos mojamos en la primera parte de la ruta, aunque después salió el sol y llegamos secos (y limpios!).
La empresa nos equipó con buenas bicicletas perfectamente equipadas, promesa de auxilio rápido ante cualquier problema y nos llevó en un cómodo minibús hasta el punto de origen de la ruta; desde allí nos comunican que tenemos prácticamente todo el día para devolver las bicicletas y nos dan indicaciones precisas para llegar a Tuñón.
La ruta, como comenté antes, fue muy agradable, fácil e increíblemente bonita por los paisajes que nos rodeaban: estrechas gargantas dan paso al río Teverga, la carretera y la propia vía verde.
El recorrido, incrustado entre interminables riscos y frondosa vegetación, está salpicado de infinidad de túneles.
Aquí os dejo algunas fotos que hice en el recorrido y por último el enlace a un vídeo de presentación de la ruta que encontré en Youtube.
Tardamos unas dos horas y media parándonos en cada recodo y para comer algo, una mañana perfecta.
De vuelta, ya con el coche cargado, fuimos a nuestra segunda actividad del viaje: bajar a una mina de carbón, pero es ya otra historia.
Continuará.....
La ruta tiene unos 22 Kilómetros desde Entrago hasta Tuñón, donde se sitúa la empresa. El perfil es de suave cuesta abajo, por lo que es ideal para mayores y pequeños. También se puede empezar en Santa Marina en un ramal de 14 Kilómetros que se une al primero en Caranga; este ramal es mucho menos vistoso y podría ser un complemento al anterior si se dispone de tiempo y energía, ya que es cuesta arriba; además da acceso al embalse de Valdemurrios, que cuenta con zonas de para comer. Nosotros no nos acercamos porque el día amaneció lluvioso y de hecho nos mojamos en la primera parte de la ruta, aunque después salió el sol y llegamos secos (y limpios!).
La empresa nos equipó con buenas bicicletas perfectamente equipadas, promesa de auxilio rápido ante cualquier problema y nos llevó en un cómodo minibús hasta el punto de origen de la ruta; desde allí nos comunican que tenemos prácticamente todo el día para devolver las bicicletas y nos dan indicaciones precisas para llegar a Tuñón.
La ruta, como comenté antes, fue muy agradable, fácil e increíblemente bonita por los paisajes que nos rodeaban: estrechas gargantas dan paso al río Teverga, la carretera y la propia vía verde.
El recorrido, incrustado entre interminables riscos y frondosa vegetación, está salpicado de infinidad de túneles.
Echamos un buen día de ejercicio y naturaleza, sumándonos en familia al turismo deportivo que tanto me gusta. Tenía reservas por como se lo iba a tomar mi hija y su miedo a las bicicletas, pero se comportó sorprendentemente interesada y disfrutó como la que más de la ruta.
Ya llegando a Tuñón encontramos el "cercado del oso", donde se pueden contemplar ejemplares de oso pardo y algo después se encuentra la Iglesia de San Román de origen románico y parcialmente reconstruida.
En todo momento íbamos en paralelo y nos cruzábamos con el río, que en su primera parte es el Teverga y cuando confluye con el Quirós da el nacimiento del río Trubia, terminando en el Nalón más arriba.
Aquí os dejo algunas fotos que hice en el recorrido y por último el enlace a un vídeo de presentación de la ruta que encontré en Youtube.
Tardamos unas dos horas y media parándonos en cada recodo y para comer algo, una mañana perfecta.
Video del recorrido (sacado de Youtube)
De vuelta, ya con el coche cargado, fuimos a nuestra segunda actividad del viaje: bajar a una mina de carbón, pero es ya otra historia.
Continuará.....
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